Caracas, 25 de julio de
2013. Las ONGs de derechos humanos que suscribimos
este comunicado manifestamos nuestra profunda preocupación ante el progresivo
debilitamiento de las garantías judiciales en Venezuela y la judicialización
como método para criminalizar y descartar políticamente a quienes tengan
posiciones críticas. [1]
Toda persona tiene derecho a las garantías judiciales y el derecho a
un recurso efectivo, estos son principios y obligaciones de derechos humanos
que no deben ser suprimidos en ningún contexto por excepcional que éste sea y
deben ser cumplidos sin distinciones de ninguna índole.
En Venezuela, en los últimos años se ha venido desarrollando un
grave esquema de criminalización y persecución judicial en contra de
adversarios políticos, jueces, abogados, líderes sindicales y sociales,
defensores de derechos humanos y funcionarios públicos que han tomado decisiones
contrarias a los intereses políticos gubernamentales o que han manifestado su
inconformidad con políticas gubernamentales y han exigido el cumplimiento de
sus derechos.
Este gravísimo esquema se ha puesto en evidencia por cinco elementos
sistemáticos: a) la criminalización y la condena a priori de los presuntos
investigados con un inusual despliegue público desarrollado por los más altos
voceros del Estado y con el uso abusivo de medios de comunicación oficiales; b)
la creación de Comisiones parlamentarias de investigación sin representación
plural de los fuerzas políticas electas en la Asamblea Nacional, que asumen
funciones cuasi jurisdiccionales, lo que configura una grave violación a la
presunción de inocencia y al debido proceso; c) la total indefensión de las
personas presuntamente responsables, negándoseles recursos legales mínimos para
la ejecución de su defensa como el nombramiento efectivo de sus abogados de
confianza, el pleno acceso al expediente y la promoción y el reconocimiento de
pruebas de descargo y d) la declaratoria por parte de Órganos jurisdiccionales sin
mayor sustentación de inadmisibilidad de recusaciones de jueces presentadas por
los presuntos investigados[2].
Estas actuaciones son abiertamente contrarias a nuestra Constitución
(arts. 19, 21,26, 27, 49,) y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (Declaración
Americana art 25, Convención Americana sobre DDHH art 1, 2, 8 y 25, Declaración
Universal art 10 y 11, y Pacto
Internacional de Derechos civiles y Políticos arts. 2, 14), y configuran una
violación y un quebrantamiento de los principios democráticos fundamentales.
Como bien ha desarrollado la doctrina y la jurisprudencia
internacional de manera reiterada “el individuo no sólo tiene derecho a ser
juzgado con el debido respeto de todas las garantías procesales reconocidas por
la normativa internacional, sino a ser juzgado con justicia”[3],
como lo señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La aplicación de la justicia no puede ser asumida como una instrumentalización
de la venganza política, eso no sólo favorece la impunidad sino que resquebraja
principios básicos de la democracia y produce una muy grave fractura social y
política de resultados impredecibles.
Casos emblemáticos de lo anterior es
por ejemplo el juicio que actualmente se le sigue al sindicalista Rubén
Gonzalez por participar y dirigir una huelga en la empresa Ferrominera del
Orinoco, el juicio en tribunales militares a cinco capitanes de la etnia Pemón
por denunciar hechos de corrupción por parte de funcionarios de la Fuerza
Armada Nacional en labores de minería ilegal, el amañado juicio contra la Jueza
María Lourdes Afiuni y recientemente el proceso que se inició contra el Diputado
a la Asamblea Nacional por el Estado Aragua, Richard Mardo. La información
recibida por parte de sus defensores y por la información pública disponible podemos
señalar que al Diputado Richard Mardo se le ha impedido defenderse desde el
principio de la investigación; criminalizándosele a priori, negándosele el pleno acceso a su
expediente y a ser defendido por sus abogados de confianza, toda vez que no se
le permitió autenticar poderes oportunamente y también, se demoró inexplicablemente
el nombramiento de sus defensores ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Todo lo anterior significa un
proceso de instrumentalización de los órganos de administración de justicia con
fines políticos donde con frecuencia se produce violación del debido proceso que implica una
violación del derecho a la defensa, de la presunción de inocencia y del
principio de legalidad.[4]
Por lo expuesto, en aras del cumplimiento de la legalidad, de las
garantías judiciales y del derecho a un
recurso efectivo, instamos a que las autoridades competentes:
- En todas las investigaciones administrativas, penales o civiles se dé pleno cumplimiento del debido proceso y de las garantías judiciales establecidas en nuestra Constitución y en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
- Cese la criminalización sistemática y los enjuiciamientos a priori desde los más los más altos voceros del Estado y con el uso de instancias estatales en contra de quienes pueden ser objeto de una investigación de carácter penal, civil o administrativo.
- Se respete y se fortalezca la separación efectiva de poderes en Venezuela, dado que esto constituye la garantía prioritaria de la vigencia de un Estado democrático y de Derecho.
- Se promuevan instancias efectivas de diálogo como un elemento esencial para disminuir la creciente polarización política existente.
Suscriben las siguientes organizaciones no gubernamentales de
Derechos Humanos:
Acción Ciudadana contra el Sida
Acción Solidaria contra el SIDA
Cáritas Los Teques
Centro para la Paz y los DDHH-UCV
CISFEM
Comité de Familiares de Víctimas de los sucesos de febrero y marzo
de 1989
Espacio Público
PROVEA
Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas
[1] Es de
resaltar que nuestra actitud es coherente con lo que hemos defendido
históricamente por décadas. Por ejemplo la posición pública de las ONGS de DDHH en caso de
detención arbitraria del Dip Tarek Williams Saab y de otros miembros del oficialismo
durante los sucesos del 2002 y de los juicios sumarísimos en contra de los
Comandantes del 4F.
[2] Estos elementos en su gran
mayoría son coincidentes en los juicios en contra de Ivan Simonovis y los
Policías Metropolitanos enjuiciados por los hechos de abril de 2002, el juicio
en contra del sindicalista Rubén González, investigaciones en contra de ONGs de
derechos humanos y desarrollo social, el juicio en contra de la Jueza María
Lourdes Afiuni, entre otros.
[3] O Donnell Daniel, Protección Internacional de los Derechos
Humanos, Comisión Andina de Juristas, 1ra Edición 1988
[4] El
12/03/2013, la Fiscalía General de la
República solicitó al Tribunal Supremo de Justicia el antejuicio de merito al
Diputado Richard Mardo por los delitos de Defraudación Tributaria y
Legitimación de Capitales. Es decir, haber evadido el pago de impuestos dejando
de declarar los ingresos devengados y además, haber lavado el dinero
proveniente de la supuesta evasión.
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