lunes, 30 de julio de 2012

Los Defensores y Defensoras de Derechos Humanos

Foro por la Vida-Vicaría DDHH Caracas

Desde hace unos de veinticinco años se ha venido usando crecientemente la expresión “defensores de derechos humanos” para referirse a una categoría de miembros de la sociedad civil y a sus organizaciones, cuya misión consiste precisamente en la protección y promoción de dichos derechos fundamentales. La Declaración de Naciones Unidas sobre Defensores de Derechos Humanos de 1984, ha sido seguida de numerosos otros documentos, informes y mecanismos de protección, tanto en el plano internacional como en el ámbito de entidades intergubernamentales regionales, todos los cuales  procuran destacar la necesidad y legitimidad de las actividades de estas personas e instituciones, o bien documentan y denuncian diversas formas de ataque u hostigamiento en su contra. 

¿Quiere esto decir que esa categoría de personas debe gozar de derechos especiales?  La respuesta es que en cuanto individuos no tienen ni más ni menos derechos que los que corresponde a todos los miembros de la familia humana.  Lo que sí se busca enfatizar, y con razón, es que la tarea que desempeñan es esencial y que atacar a quienes defienden los derechos humanos implica un grave riesgo para la protección de tales derechos y mayor vulnerabilidad para las personas afectadas.

Con todo, la conciencia ciudadana acerca de la vital importancia de defender y promover los derechos humanos,  parece crecer sostenidamente desde los años sesenta del siglo pasado, con ribetes semejantes, en las más distintas latitudes.  Esto es, sin duda, un signo de esperanza de cara a la persistencia, en muchos países, del autoritarismo, los intentos de socavar la democracia  y las prácticas violatorias de los fueros fundamentales de toda persona.

El movimiento pro derechos humanos se desarrolló y creció, hasta mediados de los años ochenta, principalmente luchando en contra de las prácticas represivas de regímenes dictatoriales de distinto signo ideológico.  En esta campaña, dicho movimiento logró que el concepto de derechos humanos pasara a ser una noción ético-política familiar y de uso corriente, que las preocupaciones humanitarias ocuparan los titulares de los medios de comunicación en todo el mundo y que las organizaciones internacionales y los gobernantes no pudieran hacer desentenderse de este clamor.

Las  organizaciones de derechos humanos alcanzaron mayor presencia y legitimidad.  Sin embargo, se vieron encaradas por nuevos desafíos, que consistían no sólo en defender los derechos fundamentales en situaciones de conflicto armado o de grave quebrantamiento de la democracia, sino en formular proposiciones constructivas tendientes a enfrentar un pasado de graves violaciones y a fortalecer los sistemas democráticos frente a ciertas persistentes debilidades:  la perpetuación de la pobreza; la exclusión o marginación de amplios sectores de la sociedad; endebles leyes e instituciones públicas; insuficiente participación política y una extendida corrupción.


No corresponde al movimiento de derechos humanos ni a sus defensores  tomar posiciones políticas en cuanto tales, sin perjuicio que cada persona puede tener, como individuo,  las opciones que libremente escoja.  Lo que sí es imperativo para ellos es mantener, en toda situación y bajo todo régimen o proceso político, una adhesión irrestricta al principio de respeto a los derechos humanos y una defensa decidida de los mismos y de las personas afectadas,  cuando tales derechos son violados o peligran.

Es obligación de las autoridades estatales no sólo respetar los derechos fundamentales, sino reconocer el deber y derecho de cada cual de defenderlos y promoverlos.  Y es deber de la comunidad internacional velar por la observancia de los derechos humanos, lo que supone exigir la seguridad y libertad de acción de quienes los defienden desde la primera línea.  Así lo exigen principios universales imperativos que han llegado a ser parte esencial del patrimonio ético de la humanidad.

Contacto: Vicaría de Derechos Humanos de Caracas
Teléfono: 0212 564 75 09

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